- Evitar accidentes y prevenir enfermedades son las medidas primordiales a tomar en estos casos.
Las inundaciones son desastres naturales que pueden causar estragos en las comunidades. Ante estos eventos, la prevención y la atención médica adecuada son fundamentales para mitigar los riesgos para la salud.
El Dr. Luis Herrada, jefe del Servicio de Urgencia de Clínica Universidad de los Andes, afirma que “el primer paso en la respuesta a una inundación siempre debe ser la prevención”. En este sentido, entrega las dos recomendaciones más importantes para quienes se encuentran en zonas afectadas por el sistema frontal.
- Evitar accidentes
Aunque el caudal parezca pequeño, el agua arrastra escombros, maderas y objetos cortantes que pueden provocar caídas y lesiones graves. Además, existen casos en los que cables eléctricos quedan sumergidos, creando un riesgo adicional de electrocución.
Por otra parte, el riesgo de infecciones también está presente. “Aquellas personas que tengan heridas en la piel y entren en contacto con el agua contaminada aumentan la posibilidad de infecciones que podrían tener consecuencias a largo plazo”, explica el Dr. Herrada.
- Prevención de enfermedades
La exposición al agua contaminada durante una inundación puede dar lugar a patologías infectocontagiosas. Por ello, el lavado de manos se convierte en una medida fundamental para evitar enfermedades virales como bacterianas. Mantener una higiene constante y asegurarse de lavar superficies, especialmente en la cocina, es esencial.
Un consejo que entrega el especialista es “usar una taza de cloro diluido en 10 litros de agua para desinfectar superficies y elementos en contacto con alimentos”. Asimismo, la comida que haya estado en contacto con aguas servidas, lamentablemente, debe ser desechada para evitar riesgos de afecciones gastrointestinales.
En cuanto a las bajas temperaturas posteriores a las lluvias, existe un mayor riesgo de enfermedades virales habituales de invierno. Además, el hacinamiento en espacios reducidos, sumado al uso de calefacción, también puede aumentar la propagación de virus. En estos casos, el uso de mascarillas en espacios cerrados puede ser una medida efectiva para prevenir contagios.
El Dr. Herrada señala que “es esencial prestar atención especial a los grupos de riesgo, como adultos mayores, niños pequeños y quienes padecen enfermedades crónicas, ya que son más propensos a complicaciones y hospitalizaciones”.
Para reducir el riesgo de problemas respiratorios debido al polvo en suspensión, es aconsejable limpiar y desinfectar rápidamente las casas, eliminando el barro y los escombros.