¿Estoy resfriado o tengo alergia? Esta pregunta, aparentemente simple, puede marcar la diferencia entre un tratamiento efectivo y uno innecesario.
El resfrío es una infección viral que suele durar pocos días y se acompaña de fiebre, malestar general y secreción nasal espesa. En cambio, la rinitis alérgica es una respuesta del sistema inmunológico frente a sustancias como el polvo o el polen, y se manifiesta con estornudos repetidos, picazón nasal y secreción líquida, sin fiebre ni decaimiento.
Confundir ambas condiciones puede llevar al uso inadecuado de medicamentos, como antibióticos o corticoides, que no resuelven el problema y pueden generar efectos adversos. Por eso, es fundamental observar los síntomas, considerar antecedentes familiares y consultar a un profesional de salud.
Además, adoptar medidas preventivas como ventilar los espacios, evitar el polvo en suspensión y practicar una correcta higiene de manos, contribuye a reducir tanto los contagios virales como las molestias alérgicas.
Diferenciar entre resfrío y alergia no solo mejora la calidad de vida, sino que también promueve un uso racional de los recursos sanitarios.
Karen Caro
Académica de Enfermería U. Andrés Bello








