- La experiencia inmersiva que unió salud, ciencia y territorio a través de la magia de la realidad virtual, tuvo como protagonistas a los estudiantes del Liceo Libertador Bernardo O’Higgins de Iquique, quienes a través de lentes de realidad virtual simularon una expedición al volcán Isluga.
Este innovador encuentro, dirigido a estudiantes de 4° Medio B, les permitió simular una expedición al volcán Isluga, a más de 4.000 metros de altitud. A través de lentes de realidad virtual, se sumergieron en un viaje sensorial y educativo, enfrentando los desafíos físicos de la altura mientras aprendían a prevenir y reconocer síntomas relacionados con la exposición a altitud extrema.
La actividad forma parte del proyecto FIC Mujer en Gran Altura, financiado por el Gobierno Regional de Tarapacá a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) 2022, impulsado por el Centro de Investigación de Medicina en Altura (CEIMA) de la Universidad Arturo Prat (UNAP), en colaboración con CECREA Iquique.
“Queremos culturizar a la comunidad y a los estudiantes de los colegios sobre lo que significa exponerse a gran altitud, de una forma didáctica”, explicó Karen Flores, académica de la Universidad Arturo Prat y directora del proyecto Mujer en Gran Altura.
“La aplicación permite simular una escalada al volcán Isluga, y a medida que avanzan en el ascenso, aprenden cómo mitigar los efectos negativos, prevenir síntomas y resguardarse de riesgos propios de la altura”.
“Vivimos en una región de gran altura, pero se conoce muy poco sobre cómo cuidarse en ella. Esta es una herramienta de aprendizaje vivencial, que conecta directamente con el territorio”, añadió Flores.
Por su parte, Karem Arriaza, académica del Centro de Investigación en Medicina de Altura y coordinadora del proyecto, profundizó en la base científica de la aplicación.
“El proyecto Mujer en Gran Altura mide distintos parámetros fisiológicos en mujeres que viven o trabajan en altura, y también tiene un fuerte componente territorial. Por eso desarrollamos esta aplicación de realidad virtual con sello regional, que simula un trekking al Isluga y que está basada en evidencia médica”, explicó.
“Incorporamos elementos como la escala de Lake Louise, que sirve para identificar el mal agudo de montaña. Así, durante la experiencia, la app entrega consejos prácticos: hidratarse, descansar, respirar profundo. Es ciencia aplicada a la vida real”.
Además, destacó el enfoque inclusivo de la herramienta.
“Queremos que esta experiencia llegue a diversos públicos: escolares, adultos, adultos mayores. La idea es democratizar el conocimiento sobre salud en altura y hacerlo accesible para todos”, añadió.
Por su parte, el estudiante Miguel Ángel La Cruz, de cuarto medio, relató su vivencia con entusiasmo.
“Fue increíble. Al principio vi mis manos en realidad virtual, era muy real. Armé mi mochila, seguí el tutorial, y después empecé a escalar. Sentía los sonidos del aire, y eso me hizo sentir que estaba realmente ahí arriba”.
Desde la docencia, Paola Fernández, profesora de Ciencias del Liceo Libertador Bernardo O’Higgins, destacó la importancia de este tipo de iniciativas.
“Es una experiencia muy enriquecedora. Muchos de nuestros estudiantes viven en zonas urbanas y no tienen acceso real a lo que significa estar en altura. Y considerando que esta región está marcada por la minería y el trabajo en altitud, esto abre nuevas perspectivas, incluso laborales”.
“Los estudiantes siempre imaginan el trabajo en salud dentro de hospitales o clínicas. Pero ahora se les muestra que también hay medicina de altura, prevención en terreno, y eso amplía su visión del mundo profesional”, concluyó Fernández.
“Respira el Volcán” no solo llevó a las y los estudiantes a las alturas del Isluga, también los impulsó a mirar más alto: hacia el conocimiento, la prevención, el cuidado del cuerpo y la conexión con su territorio. Esta es una invitación a imaginar nuevas formas de aprender, sentir y habitar la ciencia.
En una región donde la altura no es solo geografía, sino realidad cotidiana, proyectos como Mujer en Gran Altura nos recuerdan que la educación más transformadora es aquella que se vive con todos los sentidos.