Uno de los principales problemas es que es una enfermedad silenciosa, lo que lleva a muchos pacientes a consultar tardíamente.
Cuando las personas diabéticas no tienen un buen control de su enfermedad, pueden resultar afectados diversos órganos, entre ellos, los ojos.
En estos casos, una complicación frecuente es la retinopatía diabética, que es la consecuencia del daño de los pequeños vasos sanguíneos de la retina que se va acumulando a lo largo del tiempo. De hecho, según publicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 2,6% de los casos mundiales de ceguera es consecuencia de la diabetes.
Uno de los principales problemas es que es una enfermedad silenciosa, lo que lleva a muchos pacientes a consultar tardíamente. Para diagnosticarla se realiza un examen llamado Fondo de Ojo. Se recomienda efectuarlo en todo paciente diabético una vez al año por lo menos y, eventualmente, con más frecuencia en caso de detectar daño retinal o si la persona tiene mal control de su diabetes.
Tratamientos para la retinopatía diabética
Existen diferentes alternativas para el manejo de esta enfermedad. El oftalmólogo es quien define cuál es la más adecuada según el caso. Las opciones son:
Láser retinal: es muy útil para preservar la actividad de la retina central, que es la responsable de la visión fina. Se aplica con anestesia local y es un procedimiento ambulatorio.
Inyecciones intraoculares: intervención que permite bloquear a las moléculas que facilitan salida de líquido al espesor retinal o que estimulen el crecimiento de vasos anómalos. Habitualmente, se realiza en pabellón, con anestesia local y es ambulatorio.
Vitrectomía: es una cirugía intraocular que se reserva para casos muy avanzados o que no han respondido a las intervenciones previamente mencionadas. Es un procedimiento muy complejo, que da una nueva oportunidad a pacientes que quedarían ciegos.
Este artículo se realizó con la colaboración del doctor Ricardo Agurto, oftalmólogo de Clínica Alemana.
