A propósito de los 146 años de la ciudad de Iquique, la ciudad vuelve a vivir una fiesta. Una celebración que, para muchos iquiqueños e iquiqueñas, evoca aquellas antiguas jornadas que por décadas marcaron el pulso de la vida local, la inolvidable Semana Tarapaqueña.
Durante esos días, la ciudad se transformaba por completo en el eje de la actividad industrial, cultural y social que atraía a visitantes de toda la provincia.
En la Semana Tarapaqueña de 1936, por iniciativa del alcalde don Alfonso Echeverría y comisiones,la celebración se extendió entre el 16 y el 24 de mayo.
La gran exposición instalada reunía a alcaldes, rotarios, farmacéuticos, instituciones públicas, compañías salitreras, industrias y empresas ferroviarias, todas dispuestas a mostrar su progreso y la vitalidad económica de Tarapacá. Entre los stands más llamativos se encontraba el de la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta, donde se exhibían gráficos de las oficinas adheridas y muestras de salitre, yodo y caliche en sus distintas fases. Destacaba también la presencia de Lauder y Cía., con sus muestrarios de pescados en conserva; la Superintendencia de Salitre y Yodo, con planos y muestras minerales; y la exposición de The Nitrate Railways Company Ltd.
La Municipalidad jugó un rol protagónico en la organización, construyó una imponente portada de entrada a la exposición y coordinó la instalación de los principales stands. Aquella feria se transformó en una verdadera vitrina del desarrollo regional y en un punto de encuentro para visitantes de diversas localidades del norte. Entre las presentaciones más comentadas figuraba la maqueta de una Planta Beneficiadora de Azufre, elaborada por el Instituto de Fomento Minero e Industrial de Tarapacá. Mostraba el proyecto de una fábrica equipada con sistema de autoclaves y una capacidad prevista de 1.000 toneladas mensuales. Junto a ella, se exhibía un equipo ferroviario especial para transportar salitre, construido en Iquique, un carro en esqueleto y otro completamente terminado con plataforma soldada.
Pero la exposición no se limitaba a lo industrial. En su recinto funcionaba un gran Parque de Atracciones “Dodgem”, con juegos mecánicos para grandes y pequeños, además de un Petit Casino y una Verbena Popular, donde los concursos de baile animaban las noches, llenando de música y risas la ciudad.
La ciudad recibió la visita de importantes autoridades y delegaciones. Entre las figuras destacadas estuvieron el Director General de la Armada, Vicealmirante Olegario Reyes del Río; el Contralmirante Silvestre Cogliati; representantes de compañías salitreras; una delegación de Antofagasta que obsequió una placa de bronce a Iquique; oficiales del Regimiento Exploradores; y numerosos visitantes que dieron un carácter solemne y distinguido a la Semana Tarapaqueña.
Así mismo durante aquellos días , tuvo una concentración relevante de
Uno de los actos más relevantes fue el Concurso Literario organizado por la I. Municipalidad, que convocó a poetas y escritores de Iquique y del sur del país. El premio mayor recayó en el poema “Canto Lírico a Iquique”, del escritor iquiqueño Roberto López Meneses.
La semana Tarapaqueña no sólo fue un evento industrial; fue un acto de memoria, dignidad e identidad. Tarapacá mostraba al país su espíritu indomable, reinvención, y fuerza única. Y en cada stand, en cada foto, en cada gesto de orgullo, se transmitía una sola convicción. La región estaba lista para levantarse de nuevo.
Sonia Pereira Torrico
Fuente: Reseña Histórica de Tarapacá
El Stand del Ferrocarril de Iquique a Pintados. Semana Tarapaqueña, 1936.









