Señor Director: ¿Por qué hay gente que le gusta hablar de otras personas sólo para perjudicarlas? Son de las personas que se levantan para dañar. ¿Por qué lo hacen? Es porque los corroe la envidia.
Son enfermos de envidia, pero jamás lo reconocerán.
El antiquísimo refrán ‘Si la envidia fuera tiña, ¡cuántos tiñosos habría!’ ha sido ampliamente utilizado a lo largo de varios siglos para indicarnos que el sentimiento de envidia en los seres humanos (deseo de algo que otra persona posee) está muy extendido entre la sociedad y, en caso de ser un trastorno, el planeta estaría repleto de enfermos por esa dolencia.
La envidia sigue al mérito, como la sombra al cuerpo. La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come. La envidia, dice el autor, es martillo destructor. La envidia y la fiebre, matan al que las padece.
La envidia es un sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles e intangibles. La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee.
Algunos la esconden autocalificándose como adalides de la justicia y gozan hablando mal del que envidian. Pero no. Las personas envidiosas sufren. Y lo hacen por su sentimiento de inferioridad y frustración, por esa baja autoestima que les obliga a anhelar lo que otros tienen y a detestar a quien tienen cerca por poseer lo que ellos desean. Jamás reconocerán que sí son envidiosos.
Diego Portales sufrió la envidia de muchos en su época y cambio aquella frase que dice: “Chile, una larga y angosta faja de tierra”. Él la cambió por: “Chile, una larga y angosta faja de envidia”. Tal vez ni es de él y un envidioso se la atribuyó.
Yo, a mi edad, me quedo con una de Miguel de Unamuno: “La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”. Hay otra que leí por ahí que dice: «La envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento». Y esta otra, lapidaria para los envidiosos: «Nunca trates de destruir la vida de alguien con una mentira cuando la tuya puede ser destruida con la verdad».
Rosalía Lourdes Andrade Y.
(La foto es de Lacroix)