Tarapacá podría ser una potencia mundial en temas de energía. No solo en generación, sino que también en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas.
Lo hemos señalado en diversas oportunidades.
La región de Tarapacá tiene costa para explotar el recurso oceánico, dispone la mejor radiación solar del mundo en su interior y zonas altiplánicas en las que el viento presenta frecuencias y magnitudes muy interesantes y necesarias para explotar la energía eólica.
Es tan relevante el recurso solar en la provincia del Tamarugal que, por ejemplo, en términos de energía solar fotovoltaica, 400 km2 de superficie del desierto podrían generar la totalidad de energía eléctrica que requiere el país.
Hace poco tiempo atrás, al término del gobierno anterior, se finalizó un estudio consistente en el desarrollo de una estrategia regional para enfrentar el tema energético, denominado PER, mediante el cual se determinaron las mismas conclusiones anteriores, con algunas variantes en cuánto al énfasis del recurso energético disponible y sus posibilidades de uso, de acuerdo con ciertas restricciones territoriales
Si se agrega a este análisis el resto de las regiones del país, la conclusión general es que Chile completo podría ser un referente mundial en energía.
La evolución de las ERNC en este último decenio, ha sido espectacular, creciendo a tasas que superan los dos dígitos.
Obviamente, cada región hará lo suyo en este campo, según los planes estratégicos del nivel central, las propias gestiones de las autoridades locales, la participación del sector privado y el rol de las universidades locales y sus investigadores.
En consecuencia, Tarapacá tiene en sus manos esta enorme oportunidad que no se nos da desde la II revolución industrial, en la que todo el desarrollo se “diseñó” interesadamente para funcionar en base al consumo de combustibles fósiles, en sus más diversas opciones (petróleo, gas, carbón, entre otros derivados).
Por otra parte, existe una sociedad civil, de técnicos, profesionales y de etnias originarias, ansiosos por colaborar e insertarse a este proceso, quiénes se están acercando a desarrollar iniciativas e investigaciones aplicadas, para tender a modificar nuestras costumbres de consumo con cambios y adecuaciones potentes a la tecnología vigente.
Reconociendo que no es un tema trivial, esperamos que las nuevas autoridades locales, regional y nacional, desplieguen una permanente preocupación por estos temas, no solo pensando en renovaciones de gestión o exitismos que “proyecten”, sino que verdaderamente se preocupen de potenciar ideas, gestiones, proyectos e iniciativas que tiendan a proyectar y consolidar esta III revolución industrial en la que nos estamos insertando gradualmente, como país y sociedad.
Hernán Cortez Baldassano, Ingeniero Civil, Especialista en Energías Renovables