Señor Director: Muchos neurobiólogos advierten que los cambios de hora tienen un efecto negativo sobre la salud y el desempeño de las personas. Sin embargo, esta medida odiosa sigue como si nada. Además, es una medida impuesta.
El doctor John Ewer, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso, afirma que los cambios arbitrarios de horario, particularmente el cambio de primavera (de hora de invierno a verano), provocan, en sus palabras, un “jet lag social”, generando un déficit de sueño con consecuencias negativas.
Nuestro país adoptó UTC-5 como hora oficial en 1910. Luego, en 1918, adoptó el UTC-4. Años más tarde, en 1946, UTC-4 pasaría a ser horario de verano y UTC-5 horario de invierno. Sin embargo, en 1968, el Gobierno del expresidente Eduardo Frei Montalva resolvió implementar el huso horario UTC-4 como horario de invierno y UTC-3 como de verano.
Como sea, para mí y muchos chilenos, el cambio de horario es una verdadera lata y así lo he comprobado por estos días, en el tedioso «taco» de las mañanas, cuando vamos rumbo al trabajo como si fuera de noche. Pésimo por donde se le mire.
Geranio Guerra W.