Ante los últimos acontecimientos, nobleza obliga. Entrego mis sentidas condolencias a las familias de los tres Carabineros asesinados cruelmente mientras cumplían sus funciones policiales en el sur del país. Compartimos su profundo dolor infinito y su indignación que traspasa los valores de fe. Hago extensiva estas condolencias a los Carabineros de Chile. En el plano ciudadano, pedimos a las autoridades nacionales los mejores esfuerzos para dar rápidamente con los autores, intelectuales y materiales, de esta alevosa barbarie criminal y se les aplique el máximo rigor de la ley. Chile está conmovido y rechaza estos actos de asesinos desalmados.
Entrando en materia. El movimiento sindical chileno, en un juicio crítico, se ha ido quedando peligrosamente anclado en el modelo económico neocapitalista. La democracia en el siglo XXI, abre sus anchas puertas para la clase trabajadora. Sin embargo, sus estructuras organizacionales no despiertan de su letargo de la guerra fría, su cultura combativa y clasista, no asume su nuevo rol de vanguardia en la revolución productiva y moderna del siglo XXI. El avance de la tecnología y los cambios profundos en diversos sectores de la economía, parecen que han sepultado la evolución de los principios y métodos científicos de las organizaciones de un sindicalismo moderno.
Da la fuerte impresión que su liderazgo quedó perdido en su pasado. No son capaces de asumir los verdaderos desafíos de la nueva realidad económica universal. El neoliberalismo los fragmentó en su esencia humana. Entonces, tenemos la consecuencia práctica de vivir momentos complejos de falta de convocatoria y de masiva movilización. El peso de la falta de sueños y ausencia de utopías, nos levanta la siguiente teoría y pregunta: ¿Los sindicatos pueden desarrollar mayores calificaciones y gestionar organizaciones más eficientes en nuestra sociedad?
El mundo sindical se encuentra en medio de una evidente falta de Unidad y Solidaridad. Los partidos obreros perdieron conectividad con los trabajadores organizados. Las cúpulas dieron pasos aferradas a intereses personales. Fueron sacudidas por el neoliberalismo campante y victorioso. Acentuadas por las constantes crisis de crecimiento y del desempleo, nos ponen una venda en los ojos. La riqueza del sindicalismo está en su juventud de hombres y mujeres.
Desde el retorno a la democracia hasta nuestros días, han transcurridos más de tres decenios, los cuales van entrelazados a los profundos cambios en la estructura social y en la masa laboral, del Chile postdictadura. Estos cambios han impactado profundamente nuestra economía. También, han generado grandes cambios muy significativos en la mentalidad y en la cultura de los trabajadores. La revolución tecnológica en marcha, la velocidad de la información, la calidad de los servicios y la producción por medio de la inteligencia artificial, en todo rigor desarrollan el individualismo descomunal, trastocan los valores humanos en forma extrema, aumentando la concentración del gran capital a cualquier precio.
Conmemoramos un nuevo 1º de mayo 2024 en momentos que se desarrollan las Guerras de Rusia/Ucrania, Israel / Gaza-Palestina, Israel (EE.UU.) / Irán. Conflictos bélicos que someten a la humanidad bajo la tensión de una guerra nuclear con consecuencias inmensurables para nuestros pueblos. Estas guerras de exterminio humano, no son ajenas al acontecer de los trabajadores del mundo. Se pensaba que con el fin de la Guerra Fría y el triunfo del capitalismo el progreso sería abundante, emergiendo otra sociedad más justa.
En Chile, la Dictadura destruyó todos los avances sociales conquistados a lo largo del siglo XX. Sangre y sacrificio de vidas, grandes luchas obreras fueron borradas de nuestra historia. La clase dominante y dueña del poder acentuaron las bases de un capitalismo atroz con la complicidad de la clase política.
Hemos sido testigos de una larga noche de pérdida de valores, del odio; noche de tormentos y miedos.
La luz de un nuevo amanecer, recién después de 30 años de la recuperación democrática, precisamente, en octubre de 2019, como un milagro hecho realidad, el pueblo y los trabajadores, abrieron las grandes Alamedas. Millones de personas manifestaron pacíficamente su malestar, los ciudadanos cansados de las injusticias y la pobreza, despertaron en contra del modelo imperante en nuestro país. El Gobierno de la época tembló y que por momentos temió su anticipada caída.
Los agentes del Estado infiltrados y la delincuencia violenta se encontraron para desvirtuar el movimiento social, por orden de los dueños del poder. Saqueos a grandes tiendas, robo a pequeñas empresas, destrucción de bienes públicos, hordas desatadas en contra de pobladores, recrearon escenas de un caos horrible y de una violencia alimentada por los enemigos del pueblo. No hay que ser ingenuos, había que salvar la institucionalidad capitalista a cualquier precio.
En este 1º de Mayo, 2024, resulta positivo, realizar una cuenta del rol que los trabajadores organizados tuvimos en estos acontecimientos del 18 de Octubre del 2021. Han pasado algunos años y mil lecciones podemos sacar. Nuestra manera de hacer las cosas no son reglas estáticas. Más que nada retomar las lecciones históricas de los forjadores del movimiento obrero chileno, como Luis Emilio Recabarren y Elías Lafertte. Así, como otros dirigentes partidarios de procesos civiles más radicales y de anarquía.
En este 1º de Mayo, también, debemos reconocer la labor incansable de destacadas mujeres, entre ellas: Lucy Parsons, Amanda Labarca, Elena Caffarena, Gladys Marín y otras valientes luchadoras; incansables por los derechos sociales y femeninos del siglo pasado.
No se pueden cerrar los ojos sin pensar en aquellos mártires de Chicago de 1886: August Spies, Albert Parsons, George Engel y Adolf Fischer, quienes fueron ejecutados por llevar adelante las huelgas por las jornadas laborales de las 8.00 horas en diversas industrias del país norteamericano, sin disminución salarial. Pagaron con sus vidas el derecho a tener relaciones de trabajo más humanas y sacarse, pacíficamente, las cadenas de la esclavitud laboral. El imperio capitalista y burgués empleó la fuerza de su poder judicial, tratando de detener infructuosamente, al movimiento organizado de los trabajadores/as.
El mensaje de Fischer, dirigidas a los obreros St. Louis /EE.UU., son dignas de mantenerse vivas en el paso del tiempo y magnificarse en el salón celestial de los héroes infinitos de nuestra humanidad : “Diles que muero gustoso por mis principios. Diles que no flaquearé ni vacilaré; que no deben llorar mí, ni guardar luto por mi muerte, sino que deben seguir adelante con sus buenos oficios y estar también preparados, de ser necesario, a dar su vida por nuestra gran causa”
La llama encendida de las 8.00 horas de 1886 sigue prendida hasta nuestros días. Es tiempo que en nuestro país, la CUT, CTCH, ANEF, Federaciones del Cobre, Portuarios y otras importantes organizaciones del mundo industrial y laboral, vamos organicen un encuentro multiregional y después en la sede del ex Congreso Nacional, un realicen Encuentro Sindical, cuyos delegados propongan las bases de una estrategia socio-política, para construir una patria más justa y un nuevo Chile.
En ese compromiso sindical, solamente con estas estrellas en la mano, retomaremos la senda del 1º de Mayo, histórico, masivo y combativo. En nuestra opinión, junto con saludar a toda la clase trabajadora, creemos que existen espacios que se pueden abordar, sin dejar de lado, las responsabilidades que se tienen en sus propias organizaciones.
TAREA. Hay que sacar más provecho a los viejos dirigentes y éstos sean los estandartes de esta Unidad y Solidaridad, junto a la nueva Dirigencia, que nuestro pueblo necesita con urgencia. Mientras los trabajadores estén divididos, estaremos bajo el yugo del neoliberalismo.
Saludos en su día, a los trabajadores/as de nuestra región, de Chile y del mundo.
Nota: Sí está de acuerdo con este saludo, por favor compártalo con su familia y amigos de trabajo. Gracias.
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com
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