Señor Director: Cuando era pequeña leía en casa historietas con los superhéroes, Supermán y Batman. Ahí aparecían los malos como los bizarros o Lex Luthor. Malvados que querían destruir todo. También se veían dibujos como equipos con pantalla y antenas como los que hoy son tan comunes. Me refiero a los computadores.
Cuando leíamos con mis hermanos y amigos esas revistas se abría la imaginación y nos preguntábamos ¿dónde vamos a llegar? ¡Se apretará una tecla, una sola tecla, y todo estará hecho!
Para seguir con el tema me gustaría escribir la definición más simple de computación: Conjunto de conocimientos técnicos que se ocupan del tratamiento automático de la información por medio de computadoras.
Siempre ví este tema de la computación como muy lejos. Y cuestionaba que apretando una tecla todo se arreglaría. Yo era pequeña al término de los años 40 del Siglo XX y pensaba que eso ocurriría en el siglo que venía y que no lo vería. Resulta que ya llevo 20 años caminando en el Siglo XXI y compruebo que apretando no una tecla, sino varias, que no se arregló nada. Todo sigue igual.
El más claro ejemplo de esto es que si se cae el sistema no funciona nada. Y, a veces, al reiniciarlo, hay que ir a comprar -con la tarjeta de crédito- otro computador.
También se ve cómo los bancos dan la hora con la computarización de sus sistemas. Siempre se caen los servidores y almacenadores y por último son hacqueados, palabra que hoy es tan común como hallulla. Y la prueba de todo esto es que los computadores tiene como su gran muestra de derrota suprema a las inextinguibles “colas”.
Donde usted vea una cola es porque el sistema es ineficiente o lento. Lo que demuestra que la computación sigue siendo una herramienta mediocre a la hora de atender a usuarios, clientes, públicos o como quiera llamárseles.
¿Se fijan? Ni apretando una tecla se soluciona nada.
También la computación tiene otra gran enemiga: la energía eléctrica. Se cae y todo el mundo en “pana”. Sólo las grandes empresas tienen respaldos. Y eso. Tampoco se puede confiar en la pila o batería. Se agota en cualquier momento porque así es el negocio.
En lo que sí fue efectiva esta tecla computacional para que todo se arreglara con un click, es en dos aspectos cruciales: En la reducción de las plantas laborales (donde antes trabajan 10, hoy laboran 4, como mínimo), y en el ser humano, que aún haciéndonos varios clicks seguimos siendo los mismos de siempre. Algunos con un corazón colmado de bondad y otros con un corazón lleno de odio.
Rosalía Lourdes Andrade Y.








