A veces resulta más difícil dar la cara cuando uno sabe que cometió un error, sobre todo cuando no hacemos lo que hemos prometido. Al comenzar estas líneas, recuerdo los lindos momentos de nuestros años de niñez y escolaridad primaria. Eran los tiempos de aprendizaje, de crecimiento, de jugar a los oficios de la vida: soldados, médicos, choferes, constructores, profesores, al papá, a la mama, al carpintero, etcétera.
Nos entreteníamos sanamente. Mucho de nuestro tiempo, después de cumplir las tareas, era para forjar una amistad sin límites. Creo que esas vivencias, nacida de lo más puro del alma, permanecen casi intactas, a lo largo de toda nuestra efímera existencia.
En esa época, a temprana edad, de las rodillas raspadas y con costras, nos dimos cuenta de las cosas buenas y malas. Honramos la lealtad, sin tener un conocimiento pleno, al contenido de comprometer nuestra palabra. Por supuesto, a medida del paso del tiempo, siendo mayores, entonces, fuimos adquiriendo más conocimiento, educación y cultura. Nuestra conciencia, fue coleccionando una biblioteca de valores. Hoy en día, actuamos de un modo irrefutable, sin ninguna duda, ligados a esa maravillosa antología humana. Inherente a cada uno de nosotros. Como obra de arte, cada ser humano tiene escrita en forma indeleble su propia historia.
Ahora, ya no son temas del pasado de estudiantes y de jóvenes traviesos amantes del rock. Nos enfrentamos a una realidad que, en mi caso, supera las siete décadas. En ese entretanto, han estado de turno en la Moneda, 13 Presidentes de Chile. Electos democráticamente, dejando afuera al gobierno de la dictadura de Pinochet.
Algunas pinceladas al pizarrón de la vida. La gran Historia de Chile, comienza mucho antes de los tiempos de la Colonia y sus primeros habitantes fueron los pueblos nativos, amantes de la naturaleza, la tierra y el mar, indígenas que forjaron nuestra identidad nacional, nuestros primeros ancestros, son descendientes del “homo sapiens”. El prestigioso investigador e historiador, Alfredo Sepúlveda Cereceda, en su libro Breve Historia de Chile, De la última glaciación a la última revolución, comienza diciendo, “Hace 65 millones de años, el territorio sobre el que se va a desarrollarse esta historia era una franja situada en el lado occidental de Gondwana, el gigantesco continente sureño que reunía a África y América del Sur…”. Muy interesante y esclarecedor. Recomiendo su lectura por su valioso y decisivo aporte al devenir presente y futuro de Chile.
Sintetizando las ideas, no alejándome de la verdad, desde 1810, hasta nuestros días, pese haber logrado nuestra Independencia, teniendo riqueza abundante, tenemos un país anclado en el subdesarrollo; sus principales Instituciones no marchan al compás de las necesidades de la gente y la soberanía del pueblo se manipula en favor de intereses mezquinos. El poder político al final está al servicio de las elites y clases privilegiadas.
La democracia es servil a quienes son dueños del poder económico. Es vergonzoso y violento, ver lo que pasa en la salud. Las listas de espera y falta de profesionales. Por otra parte, lo que ocurre en los campamentos con la falta de una vivienda digna. Con las alzas regulares de los servicios de la luz y el agua. Agreguemos los combustibles y medios de transporte, educación y desempleo. El jubilado sigue recibiendo pensiones miserables. Las grandes cadenas comerciales, aprovechando la tecnología, se extienden por todo el país y más allá de nuestras fronteras. Aquí en Chile pagamos los medicamentos más caros del continente, salvo la Farmacias Municipales.
Para el colmo, vivimos en medio de desastres de toda naturaleza. Continuamente nos sacude una mala noticia. ¡Qué necia broma, esto es una verdadera tragedia!
Escapa a toda razón que sigan adelante con las AFP’s y se continúe con el impuesto especial al combustible. Para que decir, se sigue aplicando el impuesto al Pan y a los Libros. No puede ser lógico que la democracia sirva para avasallar a la ciudadanía, golpear a los más pobres y estrangular a la casi desaparecida clase media. Todo lo regula el mercado y el Estado sirve para reprimir y subsidiar. ¡No! ¡No y no!
El miércoles estuve viendo el Canal de la Cámara de Diputados. En Sala se estaba debatiendo el 6to. Retiro de las AFP el 100% de los Fondos Individuales. Resumiendo. Escuchando las numerosas intervenciones, se puede sostener que la Derechas fiel a sus principios ideológicos, se cuadraron descaradamente con el Rechazo. Así lo afirmó el Diputado Coloma. En la izquierda, los socialistas se inclinaron por favorecer la `postura del Gobierno. También, votaron en contra.
No escuche a los parlamentarios comunistas. También, hubo Diputados Independientes que alzaron la voz con mucha fuerza; votaron a Favor del Retiro. Por diversas razones, faltaron a esta Sesión, 21 Diputados. Hablando de nuestra Región, no escuche a nadie; tampoco los visualice en las imágenes del Canal. Ganó el Rechazo y se cerró la posibilidad de contar con recursos económicos propios para salir de las actuales deudas y momentos difíciles. Muchos Diputados, tiraron por la borda su juramento de representar al pueblo.
Aquí, es donde las papas queman. El pueblo no lo está pasando bien. Mantener la olla y sortear el día a día, es una dura, pero muy dura batalla. A veces ponerle el hombro no basta. Hay que hacer mayores sacrificios endeudándose, vendiendo lo necesario, comiendo menos y donde comen dos comen cuatro. En fin, se sobrevive con lo que se puede y se tiene.
En consecuencia, pronto vienen las elecciones. Amigos y amigas, ese momento no lo despreciemos y pase la cuenta. Castigue severamente al político que no apoyo este Retiro. Es lo que pienso. Usted haga valer su libertad y defienda sus legítimos derechos.
Tenemos una Derecha extrema y otra conservadora. Tenemos una Derecha que le niega la “sal y el agua” al Gobierno. Tenemos un Gobierno que hace un trabajo serio y muy responsable. Sin embargo, hay que mejorar los rumbos y torcer el destino, ganándole a la maldad y al continuismo neoliberal. Todo comienza con aquellos valores aprendidos de nuestros humildes hogares y colegios. Hoy más fortalecidos y dignos de destacar. Gracias.
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