Señor Director: Durante mi larga trayectoria laboral de más de 50 años, «apatronado» como decían antes, vi mucho. Quizás demasiado.
Cuando digo «apatronado», es un decir. La compañía donde trabajé tantos años, siempre pagó puntualmente y jamás falló. Ahora parecería un lujo, excepto las mineras que pagan cuando corresponde. Lo sé porque tengo parientes trabajando en ese rubro.
Todo esto a propósito del tema Allamand. A la gente le importa un comino. A los que sí le importa es a los políticos y parlamentarios que siempre ven la paja en el ojo ajeno. Pregunten en qué mes toman vacaciones y hacen receso.
Además, la mayoría de los ejecutivos, jefes y demases prefieren el mes de febrero, entonces, cuando regresan en marzo, el resto pide las vacaciones. Es un tema más que viejo. Pero ahora resulta que se sacan trapos al sol, como se dice popularmente.
También recordé que hay algunas empresas que aprovechan este mes de febrero para hacer la típica carta de despido donde cancelan el contrato a su «leal trabajador por necesidades de la empresa». Y mandan la carta con el junior, no dan la cara. Ahí nadie se acuerda de la dignidad de los trabajadores y demases. PLR le llaman algunos, pero así es la triste realidad. Y ahí se comienza a vivir en carne propia que muchos no cumplen con el finiquito, las vacaciones pendientes, sueldos atrasados, años de servicio, etc. y hay que entrar a demandar. Lo peor es que teniendo el trabajador todos los derechos y ganando incluso judicialmente muchos «patrones» se hacen los cuchos, como si lloviera y ahí andan muertos de la risa. Seguro que usted tiene más de un amigo o pariente que le pasó esta desgracia.
Juan W. Pérez González
