En la comuna de Iquique es común ver vehículos estacionados en todas las calles, pasajes y avenidas, en ambos lados de las diferentes calzadas y encima de las veredas. Es una situación que sobrepasó a los inspectores municipales y Carabineros. Es un verdadero caos de quien nadie se hace cargo.
El gigantesco parque automotor de Iquique, las calles estrechas y la «largona» que se ha dado por mucho tiempo, mal acostumbró a los conductores que se estacionan en cualquier lado, exponiéndose a diario a infracciones y partes empadronados. Generando de paso una serie de inconvenientes a los vecinos.
Los llamados Par Viales que servirían para descongestionar el tráfico no sirvieron de nada. Los conductores utilizan cada espacio disponible para dejar sus vehículos.
En los pasajes de los diversos barrios de la ciudad, las peleas son constantes entre vecinos porque pasan a llevar los retrovisores y cada uno está pendiente de aparcar su vehículo antes que llegue el otro. Y como tienen dos vehículos meten uno en la casa y el otro queda generalmente en la vereda angostando más aún el pasaje, deteriorando además, las aceras.
Hace poco los inspectores y Carabineros llegaron hasta la calle Teresa Wilms Montt, entre Cerro Colorado y Diagonal Bilbao, porque numerosos vecinos se quejaban de la enorme cantidad de vehículos aparcados en ambos lados de la calle. Se infraccionó, cursaron partes, pero pasaron apenas dos o tres días y nuevamente la calle se atestó de vehículos. Como muchos son arrendatarios de los departamentos en los varios edificios del lugar sólo algunos tienen estacionamiento, por lo que deben dejar el auto en la calle y así ayudan a angostarla dejando apenas un pasillo entre ambas hileras para el tránsito vehicular que debería ser normal, pero se debe circular cuidando no ‘sacar’ los retrovisores y hay que ponerse de acuerdo -lo que no siempre ocurre- con el otro auto vienen bajando o subiendo. Incluso algunos se estacionan arriba del Paso de Peatones. En resumen, es un caos al cual no han podido poner atajo. Situación que ocurre en toda la comuna, de mar a cerro y de norte a sur. Es más, la parte que da hacia Diagonal Bilbao, donde era un peladero, está sirviendo de estacionamiento para camiones y casas rodantes.
Otro problema con este aparcamiento de autos a ambos lados de las calles y pasajes y sobre las veredas es que queda muy poco espacio para transitar y los peatones deben caminar esquivando los vehículos.
El problema también lo tienen los conductores de los camiones que venden gas, los repartidores de Correo, la locomoción colectiva y las compañías de transporte que reparten encomiendas y, además, los recolectores de basura, cuyos conductores deben tener un cuidado especial para no ‘volar’ los retrovisores o exponerse a pagar más de un rayón.
En la foto, el camión recolector de basura de Cosemar ayer en El Morro, en calle Gorostiaga con Pedro Lagos al llegar a Thompson, no podía circular porque había vehículos estacionados a ambos lados y sobre la vereda en la estrecha ‘arteria’, lo que provocó un ‘taco’ de proporciones.