Un equipo de investigación liderado por el ingeniero civil bioquímico y académico de la Universidad de los Andes (UANDES), Felipe Scott, ha desarrollado una innovadora biotecnología que permite transformar dióxido de carbono e hidrógeno verde en isopropanol, un compuesto clave para la fabricación de combustibles sostenibles como el metanol.
El proceso se basa en el uso de bacterias modificadas genéticamente, en particular Azohydromonas lata, que pueden convertir gases contaminantes en precursores industriales mediante reacciones químicas controladas. Este avance representa una alternativa concreta para producir combustibles con baja o nula huella de carbono, especialmente si se utiliza energía renovable para generar el hidrógeno necesario.
“Esta tecnología incluso podría llegar a ser carbono-negativa si todo el proceso se alimenta con fuentes limpias”, explica Scott.
Aunque actualmente las concentraciones de alcoholes producidos aún no alcanzan niveles industriales, el potencial del desarrollo es significativo. El isopropanol, por ejemplo, es un compuesto esencial en la fabricación de metanol, un combustible alternativo de creciente interés por su aplicabilidad en el transporte aéreo y su menor impacto ambiental.
El siguiente paso, dice el investigador, es escalar esta tecnología y evaluar su viabilidad técnica y económica en una planta piloto. Si se emplea energía renovable para generar el hidrógeno verde, necesario en el proceso, se podría garantizar que toda la cadena de producción del combustible sea sustentable y con mínimas emisiones de carbono.
Bacterias al servicio de la sostenibilidad
En ingeniería metabólica, uno de los grandes desafíos es lograr que las bacterias produzcan compuestos específicos, como proteínas terapéuticas, aromas o aminoácidos, sin que prioricen naturalmente su propio crecimiento o la generación de metabolitos no deseados. Para enfrentar esta dificultad, Scott lidera un proyecto que busca acelerar el desarrollo de bacterias productoras mediante el uso de grandes volúmenes de datos, combinando herramientas computacionales con evolución dirigida en laboratorio y selección automatizada de cepas con características deseables.
Además, el académico participa en investigaciones orientadas a la bioproducción a partir de dióxido de carbono e hidrógeno verde, un recurso clave en la transición energética por su capacidad de generar energía limpia sin emisiones. Este tipo de hidrógeno, producido con fuentes renovables, permite avanzar hacia procesos industriales más sostenibles, aportando soluciones concretas frente al cambio climático y al desafío global de descarbonizar sectores intensivos en energía.