La Corporación de Desarrollo Patrimonial y Cultural Wata Watana, a través de la Escuela de Antropología de la Universidad Católica de Chile, certificó sobre “Antiguas Sociedades de la región de Tarapacá” a 18 estudiantes, quienes son las llamados a liderar los procesos de cuidar, proteger y transmitir la importancia del patrimonio a las futuras generaciones.
Un total de 18 estudiantes, entre los que figuran integrantes de círculos de turismo, dirigentes indígenas, funcionarios públicos y diversas personalidades interesadas y vinculadas con el patrimonio cultural, completaron la formación del curso “Antiguas Sociedades de la región de Tarapacá”.
Una iniciativa impulsada por la Corporación de Desarrollo Patrimonial y Cultural Wata Watana e impartida por la Escuela de Antropología de la Pontificia Universidad Católica, quienes contaron con el apoyo y la colaboración de la Comunidad Indígena Quechua de Quipisca.
“En nuestro deseo de fortalecer las capacidades para valorar y proteger el patrimonio regional, abrimos durante los meses de agosto y septiembre de este año la posibilidad de que las personas interesadas en formarse y profundizar sus conocimientos sobre la arqueología del norte árido de Chile, pudiesen abordar, gratuitamente, las trayectorias históricas, la cultura material y la relación de las antiguas poblaciones con su entorno”, sostuvo Jocelyn Mamani Peñaranda, encargada de la Unidad Técnica de la Corporación Wata Watana.
El curso, impartido por un equipo conformado por las arqueólogas especialistas de la Facultad de Ciencias Sociales de la UC, Gloria Cabello y Estefanía Vidal, también incorporó como docente invitado al gestor cultural y dirigente de la Comunidad de Quipisca, Wilfredo Bacian Delgado, quien se refirió a los alcances del taller que además de ser impartido bajo modalidad online, contó con clases expositivas y combinó análisis de casos con un trabajo final integrativo aplicado.
“Quisimos proporcionar herramientas conceptuales y profundizar en el conocimiento de las antiguas sociedades que habitaron en Tarapacá durante tiempos prehispánicos, adoptando una perspectiva arqueológica de análisis del territorio que se cumplió a cabalidad, ya que junto con lograr el propósito de visibilizar el patrimonio, se analizaron y visualizaron acciones de puesta en valor y salvaguarda que uno esperaría que se generen en cada territorio”, señaló Bacian, quien expresó que en lo medular, los alumnos lograron distinguir problemáticas asociadas a grupos humanos y su relación con el medio ambiente a través del tiempo, así como chequearon los desarrollos poblacionales y culturales tempranos del área de Tarapacá, evaluando sus expresiones arqueológicas y los aspectos ligados a la tecnología, el arte y el diseño.
Co-Construir con la Academia
El Presidente de la Corporación Wata Watana, Wilfredo Bacian, explicó que este tipo de oportunidades, generadas por convicción, marcan un hito satisfactorio que se enmarca en los lineamientos definidos hace dos años, cuando comenzaron con el sueño de levantar un Instituto de Ciencia y Cultura que busca, justamente, equilibrar los procesos de investigación académica y robustecer el papel de la educación en la protección del patrimonio.
“El objetivo primordial es consolidar a Wata Watana como un actor social y cultural que contribuya al desarrollo sostenible de las culturas y patrimonios de los pueblos indígenas, pero poniendo énfasis en la articulación con la academia, la que necesariamente debe generar acercamientos y bajar al territorio, aterrizando el conocimiento para que no la veamos muy arriba, sino que trabajando colaborativamente con quienes habitan los territorios”, dijo Bacian, quien manifestó que el hecho de contar con una certificación entregada por la Universidad Católica es, también, un plus importante que debe invitar al resto de la academia regional a sumarse en este tipo de iniciativas y no cerrarse a poder co-construir en conjunto con el territorio iniciativas que implican visibilizar el patrimonio arqueológico, cultural, natural, material e inmaterial.
Amistad y Aprendizaje
El director de Estudios Aplicados de la Escuela de Antropología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Jaime Coquelet, declaró que el curso dictado nace de una conversación generada hace dos años sobre el interés de formarse y aprender conjuntamente.
“Desde esa fecha en adelante hemos aprendido a trabajar juntos y a encontrar espacios, donde cada uno nutre al otro. Tiempos en los que también hemos aprendido a conocernos y establecer vínculos de amistad y aprendizaje, donde los profesores entregan su saber que han construido en años de investigación y las comunidades entregan el conocimiento situado, histórico y que recoge el saber ancestral que se ha transmitido de generación en generación”.
Guardianes culturales
La Magister en Museología y Conservación del Patrimonio de la Universidad de Ginebra y Doctora en Arqueología de la Universidad de Buenos Aires, Gloria Cavello, valoró la constancia y el interés de los estudiantes.
“Logramos que los alumnos se enfrentaran al material arqueológico, al patrimonio, principalmente, para conocer cómo las personas ocupaban los territorios antiguamente, indagando en qué cosas producían y cómo vivían, de manera de actualizar la mirada de esos conocimientos”, dijo la profesora adjunta de la escuela de Antropología UC, quien enfatizó que gracias a ese dominio de información se escala a una instancia superior: la protección.
“Si bien existen leyes que protegen el patrimonio, lamentablemente, el Consejo de Monumentos Nacionales, que es el encargado de velar y administrar, no tiene los recursos humanos y económicos para abarcar la protección necesaria. Entonces, aquí las personas adquieren un rol preponderante para cuidar, proteger y transmitir la importancia a las generaciones futuras”, cerró la antropóloga de la Universidad Católica.








